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Piezas de la Ciudad Ibera y Romana de Iliturgi

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En el año 1992 ingresó, por dación, en el Museo Arqueológico Nacional una interesante colección de materiales arqueológicos, reunida por D. Gonzalo Cores Uría, entregada a la Administración del Estado en pago de su deuda tributaria del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, de diferentes ejercicios económicos.

Esta colección estaba compuesta por 113 piezas de cerámica, la gran mayoría de ellas es de época ibérica, adquiridas en el “mercado de antigüedades” y 28 piezas de metal que corresponden a armas y objetos de adorno (fibulas de doble resorte, una falcata, espadas de antenas y de frontón, restos de vainas de espadas, manillas de escudo, un cuchillo afalcatado, restos de lanzas; anillo, pulsera y anillas de bronce ... y un puñal de remaches con hoja de bronce. Las piezas procedían, según palabras del propio coleccionista, de una necrópolis ubicada en Mengíbar (Jaén).

Una de las principales necrópolis de la campiña giennense se localiza en Mengíbar, concretamente en Cerro Maquiz. Cerca de este lugar se ha localizado actualmente el oppidum ibérico, que en el siglo II a.c. llegó a acuñar moneda y la ciudad romana de Iliturgi, fundada por Tiberio Sempronio Graco. Este enclave fue decisivo en los acontecimientos desarrollados durante la 2ª Guerra Púnica, hasta que en 195 a.C. fue arrasado por Marcus Helvius.

Este yacimiento poseía dos necrópolis ibéricas, una denominada Los Chorrillos localizada en una pequeña loma situada inmediatamente junto a la vertiente sur del yacimiento, de donde procede una estela con una inscripción en ibérico del Sudeste, fechada en el s. III a.c.

La ubicación del oppidum en la confluencia del río Guadalbullón y el Guadalquivir no es casual pues se repite en otros yacimientos aguas arriba del segundo río, donde el patrón de asentamiento es más longitudinal. Además, Cerro La Muela marca el límite occidental de un territorio ibérico, ya que hasta Montoro (Córdoba) no se ha documentado ningún otro asentamiento fortificado (Ruiz y Molinos, 1996: 7 1), área por donde discurrió una frontera desde el s. VI a.C.

El yacimiento de Cerro Maquiz se conoce desde el s. XVII por el hallazgo de numerosas lápidas e inscripciones latinas. Los hallazgos de piezas arqueológicas continuaron en 1860, cuando se encontraron cuatro cabezas de lobo, fundidas en bronce, que se han identificado como posibles cabezas de lanza de carro o pasarriendas y son datadas a partir del s. IV a.C; es de reseñar el hecho de que dichas piezas fueran expuestas en la Exposición Universal de París de 1867. El denominado Tesoro de Mengibar, hallazgo, realizado antes de 1875.

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